Capítulo Nº 5 (Cinco):
Por otro lado… En la casa de Lali:
Cuenta
Lali:
Ya
habíamos terminado de cenar y posteriormente, de comer el postre. Fue una
velada realmente hermosa, en la que cenamos entre mimos, chistes, palabras
tiernas, ‘te amo’, etc. Pero ahora me tocaba la parte más pesada: la de lavar
todo lo utilizado.
Lali:
Te gusto la comidita? –le pregunté sonriendo mientras él no dejaba de mirarme-
Benja:
Sí –asintió-
Lali:
Bueno, entonces como mínimo para recompensar esto vas a tener que ayudarme a
levantar todos las cosas –y lo miré pícara-
Benja:
Sabes que no? –dijo serio mientras se paraba-
Lali:
Ah bueno, nos pusimos rebeldes? –dije sobrándolo- Mira que para esta edad ya no
te sirve ser así eh –y me paré con todos los platos, vasos, etc, en la mano-
Benja:
Sabes qué te equivocas? –insistió mientras agarro lo que yo tenía en la mano y
lo apoyó sobre la mesa- Para algunas cosas tengo lo suficiente de edad.
Lali:
Ah si? –dije cruzándome de brazos y desafiándolo- Cómo cuáles? –sonriendo
canchera-
Benja:
-y avanzó sobre mí hasta acorralarme contra la primera pared que se encontraba
cerca- Estás segura de qué querés saberlo? Digo, porque por ahí soy medio viejo
y no te interesa saber mucho de lo que soy capaz de hacer –casi susurrando e
ironizando-
Lali:
Sí –asentí convincente y sincera, ya no era un jueguito- quiero que me
demuestres todo lo que sos capaz de hacer.
Entonces
fue que ahí terminó con los pocos centímetros que nos alejaban y me besó como
él sabía que me gustaba. Mientras Benja me tomaba por la cintura yo enredé mis
brazos alrededor de su cuello a la vez que despeinaba su pelo. De esa forma,
fuimos caminando hasta el pie de la escalera en donde fui subiendo de atrás
para adelante, más precisamente, de espaldas mientras mi novio me guiaba ya que
él estaba subiendo de frente. Todo aquello, obviamente, sin despegarnos de ese
beso. Una vez que llegamos al final de la escalera nuestros cuerpos de apegaron
más y de a poco nos fuimos encaminando hacia mi habitación. Allí llegamos hasta
la cama y muy suavemente me fui apoyando sobre ella hasta quedar recostados por
completo, quedando él sobre mí. Primero comencé sacándole su remera,
recorriendo toda su espalda y luego fue él quien me hizo sentar para bajar el
cierre de mi vestido y sacármelo con lentitud, con ternura y a la vez con
pasión mientras acariciaba cada parte de mi piel haciendo que ésta se erizara
por completo. Así nos recostamos nuevamente sobre aquella cama para después ir
despojando cada una de las pendras que restaban. Listo, nos estábamos sintiendo
por completo, nuestros cuerpos permanecían en constante contacto y eso hacía
que nos llenara de placer a ambos. Nuestras lenguas coordinaban a la perfección
y siempre manteniendo esa pasión que nos incendiaba cada vez más. La verdad es que
hacía mucho que no estábamos ni nos sentíamos así pero esto me hacía despertar
aún más el amor que ambos nos tenemos y que a pesar de todo, seguimos
manteniendo esa pasión y esa chispa de amor que nos unió desde la primera vez
que nos conocimos. Y sin dudas, ese hombre que ahora me estaba haciendo suya,
era el hombre que me hace despertar cada día un amor más grande por él.
Continuará.
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