13 de febrero de 2012

Capítulo N° 74


Capítulo Nº 74 (Setenta y cuatro):

Peter.
Fue así que no pudiste resistirte más y la besaste. Otra vez podías tener contacto con sus labios, su boca, su lengua. Eran de esos besos que hace tiempo que no se daban y sinceramente, extrañabas y necesitabas. Sin dudas, para vos eran una adicción sus besos y sus caricias. Igual, debías admitir que al principio Lali se contrajo un poco pero con el correr de los segundos te lo siguió, y eso te encantaba. Tus manos se encontraban posicionadas una, rodeando su cintura descubierta, y la otra en su mejilla. Por su parte, Lali tenía una de sus manos apoyada en tu pecho y la otra se mantenía ubica en tu nuca, en donde se encargó de despeinar tu poco pelo.
En ese instante comenzaste a caminar, guiándola, hasta arrinconarla contra una pared. Todo iba perfecto. Sus labios aún seguían pegados concentrados en ese beso y sus bocas se abrían constantemente intensificándolo más. Y ni hablar de sus lenguas que se recorrían y se enredaban como profesionales.
Pero lamentablemente, llego un momento en el que ella se separó con besos más cortos y tranquilos para poder mirarte fijo a los ojos.

Lali: Yo también te amo… -dijo directa y vos hiciste una pequeña sonrisa- Y aunque todo este tiempo intenté odiarte te juro que no pude… -confesó y vos la miraste un tanto desilusionado- No paro de pensarte un segundo Peter… -agregó y vos sonreíste ampliamente. Te encantaba escuchar eso y por otro lado también te aliviaba-
Peter: Yo tampoco paro de pensarte… -dijiste mientras ella te miraba concentrada- y ya sé que fui un estúpido en haber perdido tanto tiempo en cosas sin importancia pero creo que me sirvió para darme cuenta de que realmente estaba perdiendo a la mujer que amo… -agregaste y ella mordió su labio inferior- Perdoname La… -Pediste casi en susurro y con la voz clara ya que se mantenían muy cerca aún-
Lali: Shh… ya está –dijo ella y vos la miraste sin entender-. Yo también fui una tonta… y una orgullosa también –agregó y ambos rieron- Y yo también te tengo que pedir perdón… -vos la quisiste interrumpir pero ella no te dejó- No, no hables… -hizo una pausa y retomó- Solo besame –completó y vos hiciste caso a su pedido-

Y fue así que, respondiendo a su pedido, volviste a besarla pero con más tranquilidad. Sus brazos ya se encontraban rodeados alrededor de tu cuello y tus manos se concentraron en acariciar toda su cintura para terminar de rodearla y aferrarla más a vos. De esa forma, sin despegarse ni un milímetro, la hiciste caminar hasta el pie de la escalera y antes de que pudieran subir, te encargaste de acariciar toda su panzita hasta llegar al borde de su pupera la cual sacaste con mucha suavidad. Te sorprendiste al ver que no tenía corpiño puesto pero ella te sonrió pícaramente y volvió a envolver sus labios con los tuyos. Luego de aquello, ella se subió a vos en forma de koala y ahora sí, en esa posición subieron las escaleras para dirigirse a su cuarto. En el camino, ella se encargó de sacar tu remera y revolearla por ahí. Una vez allí, y muy pegados, caminaste hasta el borde de la cama y la recostaste en ella suavemente. Vos enseguida te posicionaste arriba de ella y siguieron besándose pero esta vez de forma más pasional, con más ganas, elevando minuto a minuto la temperatura. Vos no tardaste ni un segundo que tu mano se dirigió a su vientre ya desnudo y empezaste a acariciarlo de una forma suave y tierna para luego ir subiéndola de a poco y con tranquilidad hasta sus pechos los cuales masajeaste suavemente. Mientras tanto te encargaste de humedecer cada parte de su cuello. Ella no pudo evitar tirar su cabeza hacia atrás y soltar varios gemidos mientras vos te concentrabas en hacer esos movimientos que al parecer la excitaban más y más.
Luego de estar unos cuantos minutos realizando esa acción, ella volvió a tu boca, la cual beso desenfrenadamente mientras que bajó su mano hasta la prendedura de tu pantalón, lo desabrochó y con tu ayuda lo sacó para tirarlo en algún rincón de la habitación. Tras varios minutos de estar besándose y recorriendo la boca del otro sin limitaciones, vos optaste por terminar de sacar las ultimas prendas que le quedaban a Lali. Fue así que, recorriendo cada centímetro de sus suaves y hermosas piernas, le sacaste su short y lo dejaste al lado de la cama. Demás está decir que sus pieles estaban erizadas por completo. De esa forma fue que ambos terminaron de sacar las últimas prendas que faltaban, más específicamente, la ropa interior. Luego de aquello, ambos ya estaban en contacto completamente y sintiéndose una vez más como hacía tiempo no lo hacían.
Vos comenzaste con esos movimientos tranquilos que a ella le gustaban pero, que de a poco y con el correr de los minutos fueron acelerando para introducirte por completo en ella. Sus cuerpos tenían elevada la temperatura al máximo, sus respiraciones eran agitadas pero tranquilas y los vaivenes aumentaban cada vez más. Se estaban disfrutando y eso se podía notar en cada acción, cada gemido, cada mirada. No podías dejar de destacar que los suspiros de placer de ella en tu oído te hacían excitar más y te hacían introducirte con mayor fuerza en ella. Al principio, es verdad que notaste una cierta incomodidad o cierto gesto de dolor por parte de ella pero aún así ella me pidió que siguiera. Por suerte ese dolor desapareció a medida que transcurría el tiempo.
Fue así que se siguieron amando a más no poder hasta que ambos llegaron a numerosos clímax y terminaron ese increíble acto de amor. Pero antes no pudiste evitar recorrer toda su espalda dejándole besitos suaves y tiernos hasta llegar a su cuello y finalmente a su boca. Ahora sí, ambos satisfechos, se recostaron y quedaron cubiertos bajo las sábanas blancas de aquella cama, vos acariciando el pelo largo y suave de Lali y ella recostada sobre tu pecho haciendo garabatos sobre éste. Los dos habían quedado en absoluto silencio en aquel ambiente en donde hacía instantes se habían hecho uno nuevamente. Pero la incertidumbre pudo más y vos hablaste.

Peter: Como extrañaba estar así con vos… -comentaste tierno-
Lali: Yo también… -Dijo ella y vos la notaste media rara en su tono de voz-
Peter: Qué pasa mi amor? Te sentís bien? Te hice mal? –Interrogaste algo preocupado. Ella levanto su cabeza y te miró-
Lali: No, al contrario… Me hiciste muy bien –contestó con una sonrisa y depositó un beso sobre tus labios- Pero me gustaría sacarme una duda… -Dijo ella con su voz clara y yo la miré confundido-
Peter: Sí, decime… Qué? –Preguntaste vos y la miraste atenta-
Lali: Cómo sigue esto ahora? –Interrogó y te miró fijo- Digo, como seguimos nosotros dos ahora después de todo lo que paso? –Cuestionó preocupada y vos la miraste y sonreíste apenas- De qué te reís? No entiendo lo gracioso Peter… -Dijo algo molesta- Te estoy preguntando enserio… -y te miro fulminante-
Peter: Vení –dijiste e hiciste que nuevamente se recostara sobre tu pecho pero esta vez te vos la acogiste en tus brazos- Te queda alguna duda de lo que somos después de lo que hicimos hace un rato? –Agregó un tanto pícaro y con una sonrisa. Ella volvió a levantarse para mirarte-
Lali: Vos me estás diciendo que… -te miró y gesticuló con sus manos para luego enarcar sus cejas-
Peter: Yo digo que a mí no me queda ninguna duda de lo que siento… -hiciste una pausa y la miraste- y a vos? –Preguntaste expectante-
Lali:…

Continuará.

No hay comentarios:

Publicar un comentario