Capítulo Nº 74 (Setenta y cuatro):
Peter.
Fue
así que no pudiste resistirte más y la besaste. Otra vez podías tener contacto
con sus labios, su boca, su lengua. Eran de esos besos que hace tiempo que no
se daban y sinceramente, extrañabas y necesitabas. Sin dudas, para vos eran una
adicción sus besos y sus caricias. Igual, debías admitir que al principio Lali
se contrajo un poco pero con el correr de los segundos te lo siguió, y eso te
encantaba. Tus manos se encontraban posicionadas una, rodeando su cintura
descubierta, y la otra en su mejilla. Por su parte, Lali tenía una de sus manos
apoyada en tu pecho y la otra se mantenía ubica en tu nuca, en donde se encargó
de despeinar tu poco pelo.
En
ese instante comenzaste a caminar, guiándola, hasta arrinconarla contra una
pared. Todo iba perfecto. Sus labios aún seguían pegados concentrados en ese
beso y sus bocas se abrían constantemente intensificándolo más. Y ni hablar de
sus lenguas que se recorrían y se enredaban como profesionales.
Pero
lamentablemente, llego un momento en el que ella se separó con besos más cortos
y tranquilos para poder mirarte fijo a los ojos.
Lali:
Yo también te amo… -dijo directa y vos hiciste una pequeña sonrisa- Y aunque
todo este tiempo intenté odiarte te juro que no pude… -confesó y vos la miraste
un tanto desilusionado- No paro de pensarte un segundo Peter… -agregó y vos
sonreíste ampliamente. Te encantaba escuchar eso y por otro lado también te
aliviaba-
Peter:
Yo tampoco paro de pensarte… -dijiste mientras ella te miraba concentrada- y ya
sé que fui un estúpido en haber perdido tanto tiempo en cosas sin importancia
pero creo que me sirvió para darme cuenta de que realmente estaba perdiendo a
la mujer que amo… -agregaste y ella mordió su labio inferior- Perdoname La…
-Pediste casi en susurro y con la voz clara ya que se mantenían muy cerca aún-
Lali:
Shh… ya está –dijo ella y vos la miraste sin entender-. Yo también fui una
tonta… y una orgullosa también –agregó y ambos rieron- Y yo también te tengo
que pedir perdón… -vos la quisiste interrumpir pero ella no te dejó- No, no
hables… -hizo una pausa y retomó- Solo besame –completó y vos hiciste caso a su
pedido-
Y
fue así que, respondiendo a su pedido, volviste a besarla pero con más
tranquilidad. Sus brazos ya se encontraban rodeados alrededor de tu cuello y
tus manos se concentraron en acariciar toda su cintura para terminar de
rodearla y aferrarla más a vos. De esa forma, sin despegarse ni un milímetro,
la hiciste caminar hasta el pie de la escalera y antes de que pudieran subir,
te encargaste de acariciar toda su panzita hasta llegar al borde de su pupera
la cual sacaste con mucha suavidad. Te sorprendiste al ver que no tenía corpiño
puesto pero ella te sonrió pícaramente y volvió a envolver sus labios con los
tuyos. Luego de aquello, ella se subió a vos en forma de koala y ahora sí, en
esa posición subieron las escaleras para dirigirse a su cuarto. En el camino,
ella se encargó de sacar tu remera y revolearla por ahí. Una vez allí, y muy
pegados, caminaste hasta el borde de la cama y la recostaste en ella
suavemente. Vos enseguida te posicionaste arriba de ella y siguieron besándose
pero esta vez de forma más pasional, con más ganas, elevando minuto a minuto la
temperatura. Vos no tardaste ni un segundo que tu mano se dirigió a su vientre
ya desnudo y empezaste a acariciarlo de una forma suave y tierna para luego ir
subiéndola de a poco y con tranquilidad hasta sus pechos los cuales masajeaste
suavemente. Mientras tanto te encargaste de humedecer cada parte de su cuello.
Ella no pudo evitar tirar su cabeza hacia atrás y soltar varios gemidos
mientras vos te concentrabas en hacer esos movimientos que al parecer la
excitaban más y más.
Luego
de estar unos cuantos minutos realizando esa acción, ella volvió a tu boca, la
cual beso desenfrenadamente mientras que bajó su mano hasta la prendedura de tu
pantalón, lo desabrochó y con tu ayuda lo sacó para tirarlo en algún rincón de
la habitación. Tras varios minutos de estar besándose y recorriendo la boca del
otro sin limitaciones, vos optaste por terminar de sacar las ultimas prendas
que le quedaban a Lali. Fue así que, recorriendo cada centímetro de sus suaves
y hermosas piernas, le sacaste su short y lo dejaste al lado de la cama. Demás
está decir que sus pieles estaban erizadas por completo. De esa forma fue que
ambos terminaron de sacar las últimas prendas que faltaban, más
específicamente, la ropa interior. Luego de aquello, ambos ya estaban en
contacto completamente y sintiéndose una vez más como hacía tiempo no lo
hacían.
Vos
comenzaste con esos movimientos tranquilos que a ella le gustaban pero, que de
a poco y con el correr de los minutos fueron acelerando para introducirte por
completo en ella. Sus cuerpos tenían elevada la temperatura al máximo, sus
respiraciones eran agitadas pero tranquilas y los vaivenes aumentaban cada vez
más. Se estaban disfrutando y eso se podía notar en cada acción, cada gemido,
cada mirada. No podías dejar de destacar que los suspiros de placer de ella en
tu oído te hacían excitar más y te hacían introducirte con mayor fuerza en
ella. Al principio, es verdad que notaste una cierta incomodidad o cierto gesto
de dolor por parte de ella pero aún así ella me pidió que siguiera. Por suerte
ese dolor desapareció a medida que transcurría el tiempo.
Fue
así que se siguieron amando a más no poder hasta que ambos llegaron a numerosos
clímax y terminaron ese increíble acto de amor. Pero antes no pudiste evitar
recorrer toda su espalda dejándole besitos suaves y tiernos hasta llegar a su
cuello y finalmente a su boca. Ahora sí, ambos satisfechos, se recostaron y
quedaron cubiertos bajo las sábanas blancas de aquella cama, vos acariciando el
pelo largo y suave de Lali y ella recostada sobre tu pecho haciendo garabatos
sobre éste. Los dos habían quedado en absoluto silencio en aquel ambiente en
donde hacía instantes se habían hecho uno nuevamente. Pero la incertidumbre
pudo más y vos hablaste.
Peter:
Como extrañaba estar así con vos… -comentaste tierno-
Lali:
Yo también… -Dijo ella y vos la notaste media rara en su tono de voz-
Peter:
Qué pasa mi amor? Te sentís bien? Te hice mal? –Interrogaste algo preocupado.
Ella levanto su cabeza y te miró-
Lali:
No, al contrario… Me hiciste muy bien –contestó con una sonrisa y depositó un
beso sobre tus labios- Pero me gustaría sacarme una duda… -Dijo ella con su voz
clara y yo la miré confundido-
Peter:
Sí, decime… Qué? –Preguntaste vos y la miraste atenta-
Lali:
Cómo sigue esto ahora? –Interrogó y te miró fijo- Digo, como seguimos nosotros
dos ahora después de todo lo que paso? –Cuestionó preocupada y vos la miraste y
sonreíste apenas- De qué te reís? No entiendo lo gracioso Peter… -Dijo algo
molesta- Te estoy preguntando enserio… -y te miro fulminante-
Peter:
Vení –dijiste e hiciste que nuevamente se recostara sobre tu pecho pero esta
vez te vos la acogiste en tus brazos- Te queda alguna duda de lo que somos
después de lo que hicimos hace un rato? –Agregó un tanto pícaro y con una
sonrisa. Ella volvió a levantarse para mirarte-
Lali:
Vos me estás diciendo que… -te miró y gesticuló con sus manos para luego
enarcar sus cejas-
Peter:
Yo digo que a mí no me queda ninguna duda de lo que siento… -hiciste una pausa
y la miraste- y a vos? –Preguntaste expectante-
Lali:…
Continuará.
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