13 de febrero de 2012

Capítulo N° 83


Capítulo N° 83 (Ochenta y tres):

Los días pasaban, y las semanas también. Ya hacían, exactamente, tres semanas que habías vuelto a Buenos Aires y la verdad que desde aquel día en que volviste, nada había cambiado…
Vos vivías encerrado en tu cuarto, sin querer hablar con tu mamá, la cual estaba un poco preocupada ya que no entendía nada de lo que te pasaba más de lo que vio aquel día en la casa de los Espósito. Solo hablabas con tus amigos Nico, Gas y Agus pero con nadie más. Y… con ella tampoco habías vuelto a hablar ni la habías vuelto a ver aunque las llamadas perdidas en tu celular eran muchas. Obviamente que todas las llamadas que entraban a tu teléfono móvil eran atendidas excepto las de Mariana. No querías verla, ni escuchar sus estúpidas e inútiles explicaciones porque sinceramente sentías un profundo resentimiento y una bronca interminable hacia ella. No podías negar que todavía la seguías amando pero en cierta parte, un odio inexplicable se había apoderado de tu cuerpo desde aquel día en que volviste y la viste después de tantos meses.
En fin, hoy era un nuevo día y como todas las mañanas, estabas acostado pensando y maquinándote. Se te había hecho costumbre desde las últimas tres semanas pero era inevitable no hacerte la cabeza. Y, mientras lo hacías, alguien interrumpió tus pensamientos. Era tu mamá, quien había entrado lentamente a tu pieza para ofrecerte el desayuno. Vos como siempre, le respondiste muy secamente con un ‘no tengo hambre’, a lo que ella resopló y salió de tu habitación sin emitir palabra alguna. En el fondo tenías culpa de tratarla así pero vos también sabías que ella no tenía la culpa, justamente, de todo lo que te estaba pasando a vos asique por eso mismo, decidiste levantarte de tu cama e ir a desayunar con ella. Tu vieja no se merecía esto y menos, después de todo lo que vivieron en Canadá. Ella aún seguía triste y melancólica y no podías ni debías dejarla sola.
Una vez que te levantaste, te bañaste, te higienizaste, te vestiste y bajaste en busca de tu vieja. Y allí te la encontraste, de espaldas, cocinando pero no sabías muy bien qué. Pudiste notar que, mientras lo hacía, llorisqueaba a la par. Por eso decidiste acercarte y arroparla en tus brazos por detrás. Ella se dio vuelta y quiso hablarte pero vos fuiste más rápido y la interrumpiste.

Peter: Perdón ma… -dijiste entre lamentos- Yo sé que vos no tenes la culpa de lo que me pasa y no te mereces que te trate así… -Agregaste y ella negó con su cabeza-
Claudia: Esta bien Peter… -dijo ella y te miró fijo a los ojos- Yo sé que es muy difícil todo esto pero vas a ver que todo va a estar bien… -tomó una de tus mejillas y te sonrió- Y con Lali también va a estar todo bien hijo… -agregó y vos hiciste una expresión de negación-
Peter: No vieja… -dijiste vos con la voz algo ronca- Para mí con Lali se terminó todo… -agregaste y ella te miró como diciendo ‘no seas así’- Ella a mí me lastimó mucho y cuando más la necesité no estuvo… -hiciste una pausa y bajaste la mirada- Y encima me clavó un puñal por donde menos me lo esperaba… -dijiste dolido y tocaste tu pecho- Yo te juro vieja… -hiciste una pausa y retomaste entre dientes- que la única mujer que existe en mi vida y a la que amo profundamente es a vos… -dijiste entre sollozos y ella te miro con expresión de ternura y emoción- No existe otra mujer acá que no seas vos vieja…-llevaste tus manos a tu corazón y a tu cabeza y concluiste con un abrazo-
Claudia: Hijo… -te dijo y salieron de aquel abrazo para mirarla- Vos sabes que lo más importante que tengo en la vida son vos y tus hermanos no? –y vos asentiste con tristeza y lágrimas en tus ojos- Lamentablemente tu papá no está más… -dijo entre sollozos y vos llevaste tus manos hacia sus mejillas para secarle las lágrimas- y yo necesito que ustedes estén bien y disfruten de todo lo que hagan… -Pidió y vos asentiste derramando varios lágrimas- Si ustedes son felices yo también lo soy…-Concluyó e hizo una pequeña sonrisa. Vos solo la abrazaste. Creías que era lo mejor para ella en este momento-
Peter: Vieja… -dijiste y la miraste- Yo te prometo que tanto mis hermanos como vos y yo vamos a ser felices… -Agregaste y ella asintió con su llanto de por medio aún- Y aunque el viejo no esté más… -dijiste entre sollozos- yo te juro que no lo voy a desilusionar nunca porque sé que él desde allá arriba nos está cuidando y mandando todas las fuerzas que necesitamos para seguir adelante si? –La miraste y ella tenía su cabeza agachada- Ey ma… mírame –Pediste y la tomaste del mentón para que lo hiciera- Te amo sabes? –Y Claudia, instantáneamente se tiró en tus brazos en donde ambos lloraron por unos cuantos minutos-

Luego de aquel emotivo y nostálgico momento, ambos se dispusieron a desayunar pero con risas, anécdotas y chistes de por medio. Creo que hacía bastante que no estaban de esa forma con tu vieja. Más precisamente, desde la muerte de tu papá. Pero, a pesar de eso, les hacía bien despejarse un poco y mantenerse juntos sin pensar un poco en el dolor, la angustia, los recuerdos, la melancolía y la tristeza.
En fin, luego de ese interactivo desayuno le avisaste a tu vieja que te ibas para el gimnasio donde antiguamente ensayabas ya que Pablo te había llamado hacia unos días para citarte allí. Por lo que te dijo, necesitaba hablar con vos después de tanto tiempo. Ya estabas cambiado asique no hacía falta cambiarte ni nada de eso. Solo te perfumaste un poco, te higienizaste y te despeinaste un poco el pelo, como de costumbre. Luego, bajaste, saludaste a tu vieja, tomaste las llaves de tu auto, saliste, lo encendiste y aceleraste rumbo a tu lugar de destino.
Al llegar, te bajaste, cerraste tu auto como corresponde, y te acercaste a la puerta del gran gimnasio. Contemplaste por unos minutos todo el lugar y miles de recuerdos se te vinieron a la cabeza. Fue así que, tomaste valor, suspiraste e ingresaste. Subiste las escaleras que te llevaban al segundo piso, en donde se encontraba nuestra sala de ensayo y allí escuchaste a tus compañeros cantar. Se los podía ir antes de ingresar al enorme salón. No pudiste evitar hacer una sonrisa y de esa forma caminaste unos pasos más para entrar, definitivamente, al recinto. Una vez que estuviste allí dentro, todos miraron sin poder creer tu presencia. Pero vos tampoco podías creer lo que estabas viendo. TUS compañeros de banda, TUS amigos de toda la vida, estaban cantando junto a otro flaco en lugar mío. Y sí, quién podía ser si no era el novio de tu ex? Encima que te lo tenías que bancar como novio de Mariana, ahora también lo tenías que ver en la banda. Pero había algo que no te cerraba… ¿Poli era el nuevo integrante del grupo o quizás estaba en tu lugar, tu puesto, el que siempre perteneció a vos durante cinco años?
En ese momento, todos te miraron sin saber a dónde meterse. Y vos, como buen polvorita que sos, hablaste sin anestesia.

Peter: Bravo… -dijiste con la voz algo elevada por la distancia que los mantenía alejados- Que bien suenan los cinco juntos eh… -Mariana quiso hablar pero no la dejaste- No, no hace falta que digas nada Mariana… -Ella te miró desilusionada. Sabías perfectamente que le molestaba que la llames así- Ahora, vos Pablito… -dijiste un tanto irónico y te cruzaste de brazos- Creo que ya te voy conociendo un poquito más eh… -Dijiste y él te miro desafiante- Digo, veo que sos cero códigos vos eh… -Agregaste y él estaba que explotaba- Primero, me soplaste a mi novia y ahora también me querés soplar a mis amigos? –Dijiste en tono de ironía y reíste sarcásticamente-
Poli: Se ve que tus amigos mucho no te quieren porque sino yo no estaría cantando con ellos y en TU lugar… -Comentó y vos le clavaste la mirada. Te molestó y mucho su respuesta. Se podía notar que a los chicos también ya que lo miraron con mala cara-
Peter: Si querés metete conmigo pero con ellos no… -dijiste desafiante e hiciste una pausa- CAGÓN… -Recalcaste y él enseguida estalló-
Poli: Vení y decímelo en la cara… -Te gritó. Estaba bastante enojado por lo que los chicos lo tuvieron que sostener porque se me venía encima- Ves? Vos sos el cagón que no te animas a enfrentarme… -retrucó y vos te acercaste-
Peter: A quién le decís cagón gil? –Cuestionaste y lo prepoteaste. Enseguida lo tenías a Nico y Pablo sosteniéndote. Ambos estaban en la misma situación. Si los soltaban se mataban a trompadas. Eso estaba seguro- Vos a mí no me conoces asique lávate la boca antes de juzgarme… -Sentenciaste furioso-
Poli: Lo mismo digo… -Recalcó enseguida y vos lo interrumpiste-
Peter: No… vos no podes decir lo mismo –Cuestionaste mientras lo enfrentabas. Todavía los seguían agarrando-. Primero porque con todo lo que estás haciendo queda en evidencia que sos cero códigos, un traidor y un cagón y vos no podes decir lo mismo de mi porque yo a vos no te hice absolutamente nada… –Dijiste un tanto agitado debido a la fuerza que estabas haciendo para que te soltaran- Y segundo… -hiciste una pausa- Me pueden soltar eh, no le voy a pegar –Advertiste y los miraste a Nico y Pablo. Ellos te soltaron- Y segundo… -continuaste y lo miraste a Poli- por más que no te conozca, no creo que hayas pasado por lo mismo que yo ni hayas enfrentado en la vida lo que afronté yo asique a mí nadie me dice cagón ok? –Advertiste y él te miró. Ambos estaban casi enfrentados solo que él estaba rodeado por Gas, Lali y Rochi-
Poli:…

Continuará.

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