Capítulo Nº 32 (Treinta y dos):
Lali:
Dale Peter, contestame –Ansiosa- Vos sabes algo o no? –Insistió-
Peter:
No, qué voy a saber yo? –Un tanto nervioso-
Lali:
Seguro? No me estás mintiendo? –Mirándome fijamente a los ojos-
Peter:
No Lali, yo no sé nada –Disimulando- Me parece que estás un poco paranoica
–Dije tratando de zafar- Afloja un poco che –Y sobé sus brazos tratando de
bromear. Lo que más quería era salir de esa situación incómoda-
Lali:
Sí, disculpa –Dijo mientras llevó su mano a su frente para después frotarla-
Pasa que estoy preocupada porque no me atiende el teléfono…
Peter:
Bueno, no te preocupes Lali. Debe estar trabajando –Dije tratando de calmarla
aunque sabía que no era así-
Lali:
Sí, capaz –Dijo no muy convencida y miro nuevamente el celular-
Peter:
No querés que te lleve mejor? –pregunté amable-
Lali:
No, quedate tranquilo. Ya me voy a comunicar –Dijo y me sonrió-
Peter:
Segura? –Repregunté-
Lali:
Sisi –Y toco mi hombro- Gracias igual –Me dedicó una última sonrisa, me saludó
y se fue a despedir del resto de los chicos-
Fue
así que una vez que Lali se despidió yo me quedé bastante mal porque sabía que
lo que menos estaba haciendo Benjamín era trabajar. Pero no quise pensar mucho
en eso así que me retiré de aquel lugar para irme hasta mi casa. Realmente el
día se paso bastante rápido y la noche había llegado. Después de varios
intentos frustrados de comunicarme con Rochi, ya que necesitaba hablar con ella,
me dispuse a cenar algo tranqui por mi soledad en la gran casa.
Minutos
antes…
Cuenta
Rochi:
Estaba
sola en mi casa pensando en todo lo que había cambiado en tan solo unos meses.
Mi relación con Peter, el éxito con la banda aunque yo haya entrado nueva, mi
vida más expuesta que nunca, mi gran amistad con los chicos y sobre todo, mi
“relación” con Gas. Sí, después de lo que aconteció aquella noche de fiesta en
el baño de la casa de Nico no podía parar de pensar en él. Por primera vez
estaba sintiendo cosas por un hombre que no era Peter. Todo el tiempo Gas
estaba en mi cabeza y no se iba ni un segundo. Ya desde que nos hicimos amigos
me gustaba su personalidad, tan bueno, tan sincero, muy tierno, y esa cosa que
tiene de siempre preocuparse por los demás. Pero ahora, que mis sentimientos
son otros, todo eso lo vivía de una manera más intensa y más de cerca después
de aquel beso que nos dimos y que no podía dejar de pensarlo una y mil veces.
Fue en ese instante que sin pensar tomé las cosas indispensables, mis llaves,
un abrigo y mi celular y salí rumbo al country donde él vivía. No sabía lo que
estaba haciendo, pero me encantaba hacerlo. Ya sé que estaba completamente loca
pero estaba dispuesta a jugármela de una vez por todas y hacer lo que realmente
sentía. Lo único que quería era ser feliz. En fin, una vez que llegué a mi
destino, me paré frente a la puerta, respiré hondo y toqué timbre. Después de
unos pocos minutos, él me abrió.
Gas:
Qué haces acá? –Preguntó sorprendido-
Rochi:
Vine a hacer lo que debería haber hecho hace mucho tiempo –Y me acerqué a él,
lo tomé de su cara y lo besé tiernamente-
Así,
nos fuimos adentrando a la casa no sin antes cerrar la puerta de un portazo
debido a nuestra posición. Él obviamente que me correspondió el beso y sus
manos enseguida rodearon mi cintura. En esa posición y muy aferrados, Gas fue
acorralándome contra algunas paredes de la gran casa.
Gas:
Estás totalmente loca –Me dijo riendo y aún con los labios pegados mientras me
tenía apoyada en una pared-
Rochi:
Sí, loca por vos estoy –Y lo miré a los ojos- No puedo dejar de pensar en vos
–Dije directamente-
Gas:
Yo tampoco –Y nos separamos unos segundos de aquel beso- No sabes cuánto esperé
este momento –Dijo y me sonrió-
Rochi:
Perdón –Y mi cara se cambió de expresión- Perdón por hacerte esperar tanto –Con
un tono triste y arrepentida-
Gas:
No importa, eso ya pasó. Ahora estamos acá –Me sonrió pícaro- Y sos mía
–Haciéndome subir de él en forma de koala-
Rochi:
Y vos sos mío –Y nuevamente nuestros labios volvieron a acercarse y a ponerse
en contacto para fundirnos en un hermoso y tierno beso-
De
esa forma, cómo estábamos y sin dejar de concentrarnos en nuestro beso, Gas se
dirigió hacia su cuarto pero en el camino fuimos bruscamente acorralándonos
contra las paredes que teníamos cerca. Me encantaba ese Gastón intenso pero
tierno a la vez y encima él sabía que me gustaba que me hiciera eso. Una vez
que llegamos a la habitación, él con mucha suavidad me recostó suavemente en la
cama quedando Gas sobre mí. Y, antes de seguir con lo posterior y obvio, él se
separó y me miró a los ojos.
Gas:
Estás bien? –preguntó un poco agitado pero tierno-
Rochi:
Sí –Respondí- Te amo Gas –Dije sincera y tierna-
Gas:
Yo más mi amor –Sonrió y volvimos a unir nuestros labios-
Es
así que sin más interrupciones fuimos despojándonos de las prendas que quedaban
ya que algunas fueron desapareciendo en el camino. Él con mucha lentitud y con
sus manos suaves fue recorriendo toda mi espalda para sacarme la remera. Luego
sus manos volvieron a mis mejillas para seguir besándome intensamente. Pero
rápidamente éstas bajaron nuevamente hacia el botón del pantalón el cuál
desprendió y se lo deshizo con mi ayuda. Ahora era mi turno. Así que en un giro
de 180º quedamos posicionados tal que yo me quedé encima de él. Solo me dediqué
a sacar su pantalón ya que la remera había quedado en el pasillo. Finalmente,
él con un juego de dedos desprendió mi corpiño, el cual sacó acariciando toda
mi piel. Demás está decir que ésta última estaba erizada al cien por ciento. Y
fue así que muy de a poco nos despojamos de las últimas prendas que quedaban.
Listo, nuestros cuerpos habían entrado en contacto y cada minuto disfrutamos de
todo ese placer que nos estábamos brindando. Gas, como todo caballero me cuidó
en todo momento. Comenzó con movimientos lentos y tiernos pero estos se fueron
acelerando a medida que pasó el tiempo. Yo por mi parte recorría toda su
espalda mientras clavaba mis uñas en ésta para descargar todo ese placer que me
estaba causando. Fue en ese momento que nos estábamos demostrando todo el amor
que nos teníamos, en ese hermoso acto de amor que me estaba haciendo sentir el
hombre que indudablemente es el hombre de mi vida.
Continuará.
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