Capítulo Nº 41 (Cuarenta y uno):
Yo
lloraba sin parar con mis dos manos tapando mi cara, no podía evitarlo. Pero
fue en ese instante que mi cabeza hizo un click. No podía dejarlo escapar de
nuevo. Entonces giré medio cuerpo y le grité.
Lali:
Te amo –Exclamé entre sollozos. Él se detuvo a tan solo unos metros de
distancia y luego giró para poder mirarme. Entonces yo me acerqué corriendo
hacia él quedando enfrentados- Ese es mi único y mi mejor motivo por el que no
me tenés que olvidar –Lo tomé de su nuca y lo besé. Ya no podía aguantarme más-
Fue
así que sin dudarlo y jugándome a todo o nada lo besé con todas mis fuerzas
como siempre lo desee. Era un beso suave y tierno que él no se esperó en ningún
momento. Por fin, ese día tan esperado había llegado y ahora solo nos
encontrábamos nosotros dos con la lluvia de por medio. Yo tenía mis manos
enredados en su cuello mientras él me tomaba por la cintura. La verdad es que
era mejor de cómo me lo había imaginado, parecía que estaba viviendo un cuento
de hadas pero afortunadamente era la realidad, la realidad más linda que me
puede haber pasado. Pero, lamentablemente, la necesidad de respirar se hizo
presente e hizo que nos separemos pero que nos mantengamos aún bien cerca.
Lali:
No sabes cuánto esperé este momento. Fue mejor de lo que me imaginé –Dije
sonriendo-
Peter:
Para mí también fue hermoso pero ya es tarde Lali, no podemos –Dijo un tanto
desilusionado-
Lali:
Pero por qué… -Yo lo miré sin entender y triste. Pero en ese momento alguien me
interrumpió. Una chica delgada, de estatura media y de pelo castaño pero con un
cuerpo voluptuoso gritó el nombre de Peter-
Brenda:
¡Peter! –exclamó- Qué haces acá afuera con esta lluvia? –Preguntó mientras se
acercó a nosotros y lo abrazó- Hola, Lali. Cómo estas? –Me saludó con un beso
en la mejilla- Un gusto conocerte, la verdad es que no pensé que fueras tan
linda personalmente eh –Dijo, sonrió y miro a Peter para luego mirarme a mi-
Lali:
Gracias –Dije un poco desorientada y con la voz tomada. Me imaginaba lo peor-
Brenda:
Ah, perdón. No me presente. Soy Brenda Asnicar, la novia de Peter –Dijo con una
sonrisa en su rostro- {Aclaro: Brenda Asnicar en MI novela no es famosa ni
conocida como los Teen}
Lali:
Ah… -Un tanto nerviosa y bajoneada- Mucho gusto –Y lo miré a él-
Brenda:
Mi amor vamos adentro? Está lloviendo muy fuerte… -Él asintió, me miró con
culpabilidad y luego se fueron abrazados junto con Brenda, su novia, debajo de
la incesante lluvia mientras yo los miraba cómo se iban desahuciada y
totalmente quebrada. Esta vez lo había perdido para siempre-
Fue
así que me retiré del country con una angustia impresionante. Una vez que me la
había jugado ahora sucede esto. Y yo sentía que en algún punto era mi culpa por
no haberlo buscado antes y decirle lo que sentía por él. Había estado enamorada
de la persona equivocada durante mucho tiempo y ahora que sé sin dudas que es
Peter mi verdadero amor otra vez me lo arrebatan de mis manos.
Off
de Lali:
Tengo
mis virtudes, que no son pocas, y un gran defecto, en cuestiones del amor nunca
sé cuándo hay que actuar y cuándo hay que esperar.
Yo sé muy bien el dónde y el cómo, a donde ir y como sortear los obstáculos. Solo me falta aprender el cuándo, cuándo actuar y cuándo esperar.
Si fallamos en el momento de actuar, si actuamos demasiado tarde, las consecuencias pueden ser irreparables. Si actuamos demasiado pronto también puede ser irreparable. Se trata de entender que todo tiene su tiempo.
Actuar o esperar, dos caras de una misma moneda. Con cualquiera de las dos podemos ganar pero también podemos perder.
Una corazonada, una señal, siempre buscamos algo que nos diga cuándo actuar. Pero no nos damos cuenta de que esperar también es actuar, entonces la impaciencia nos lleva a actuar a destiempo, a equivocarnos.
Y si se trata de actuar nada mejor que sorprender. Los animales de presa dominan bien este arte, ellos saben cómo esperar a la presa, dejarla actuar para cazarla.
Al fin y al cabo actuar es mentir, creo. Toma uno, acción. Y entonces ciego caes en la trampa por no saber esperar.
Somos esclavos de nuestras impaciencias, de nuestras tentaciones, de nuestra culpa.
Siempre se trata de lo mismo, de cuando esperar, de cuando actuar, es como preparase para una cita, saber qué ponerse, qué no ponerse, qué decir y qué no decir, cuándo hacer el gesto apropiado, cuándo mantener el silencio, cuándo ocultarse y cuándo mostrarse.
Yo sé muy bien el dónde y el cómo, a donde ir y como sortear los obstáculos. Solo me falta aprender el cuándo, cuándo actuar y cuándo esperar.
Si fallamos en el momento de actuar, si actuamos demasiado tarde, las consecuencias pueden ser irreparables. Si actuamos demasiado pronto también puede ser irreparable. Se trata de entender que todo tiene su tiempo.
Actuar o esperar, dos caras de una misma moneda. Con cualquiera de las dos podemos ganar pero también podemos perder.
Una corazonada, una señal, siempre buscamos algo que nos diga cuándo actuar. Pero no nos damos cuenta de que esperar también es actuar, entonces la impaciencia nos lleva a actuar a destiempo, a equivocarnos.
Y si se trata de actuar nada mejor que sorprender. Los animales de presa dominan bien este arte, ellos saben cómo esperar a la presa, dejarla actuar para cazarla.
Al fin y al cabo actuar es mentir, creo. Toma uno, acción. Y entonces ciego caes en la trampa por no saber esperar.
Somos esclavos de nuestras impaciencias, de nuestras tentaciones, de nuestra culpa.
Siempre se trata de lo mismo, de cuando esperar, de cuando actuar, es como preparase para una cita, saber qué ponerse, qué no ponerse, qué decir y qué no decir, cuándo hacer el gesto apropiado, cuándo mantener el silencio, cuándo ocultarse y cuándo mostrarse.
Es
así que una vez que llegué a mi casa, toda mojada por el gran temporal, lo
único que atiné a hacer es bañarme porque sabía que si me quedaba sentada solo
me iba a dedicar a llorar y llorar. Por eso mismo, muy desganada, entre a la
ducha. Allí, mientras me bañaba recordaba el mejor beso que me podrían haber
dado en mi vida. Fue único y hermoso. En ese beso me había transmitido por
primera vez el amor que hoy siento por él y que nunca sentí por nadie. Fue algo
mágico que nunca me iba a olvidar en la vida porque a pesar de que pueda ser el
único que nos hallamos dado y el que probablemente sea el primero y el último
yo lo iba a guardar para siempre en mi cabeza y en mi corazón.
Una
semana paso de aquel episodio y hoy nos encontrábamos en un nuevo día. En el
día de la fiesta de bienvenida de Peter. Los chicos habían decidido festejar su
regreso a lo grande. La misma se realizaría en la casa de Nico. Por mi parte,
no tenía muchas ganas de ir por todo lo que había pasado pero lo tenía que
hacer. Ahora me encontraba justamente en eso. Estaba preparándome para la gran
fiesta. Ya había terminado de bañarme así que solo me sequé y comencé a
vestirme. Para esta ocasión había elegido un pantalón de jean gastado y algo
“roto” color clarito, una musculosa blanca con apenas unos dibujos, arriba de
ésta un chaleco de jean y en el calzado, unas botinetas negras con un poco de
brillo. Como adicional, esta vez en mis manos me puse guantes estilo rockera.
Lista la vestimenta solo me faltaba maquillarme y peinarme. En cuanto al pelo,
me lo alisé. Quince minutos más tarde ya estaba lista con make up incluido. Ya
está. Solo faltaba el abrigo y partiría rumbo a lo de Nico. Entonces, tomé éste
y salí rumbo para allá en un taxi. Una vez que llegué entré y escuche desde
atrás del todo que estaba hablando Nico y toda la gente estaba escuchando. De
pronto el rubio empezó a nombrar a las personas que lo habían ido a “recibir”
de alguna forma a Peter y en un momento, cuando yo me animé a pasar entre toda
la gente y llegué adelante del todo, Nico me nombro. Yo solo sonreí tímida.
Nico:
Parece que estamos todos no? –Acotó Nico y rieron. Él solo me miraba- Bueno,
que empiece la música –Gritó. En ese momento yo me acerqué a Peter-
Lali:
Hola –Dije sonriendo-
Peter:
Hola –Pestañó continuamente-
Lali:
Me alegro mucho que hayas vuelto –Dije sincera- La otra vez no tuve la
posibilidad de decírtelo porque bueno… estabas con tu novia y… -Fui
interrumpida-
Peter:
Lali yo… -Esta vez lo hice yo-
Lali:
No Peter, no hace falta. Enserio –Gesticulando con mis manos- Ya está. Lo que
pasó, pasó y ahora solo hay que disfrutar de esta gran fiesta no? –Y lo miré
sonriente. Estaba muy tranquila- Me voy con las chicas (Rochi y Cande) –Le
dediqué una última sonrisa, me di media vuelta y antes que pudiera avanzar me
agarro del brazo- Qué pasa? –Pregunté sin entender. Él solo se acercó quedando
a centímetros-
Peter:
Gracias por venir a mi fiesta –Susurró-
Lali:
No podía no venir –Contesté aun tranquila como antes-
Peter:
Estas muy linda –Susurró nuevamente, tomó una de mis mejillas y luego besó mi
cachete. Fue un beso realmente tierno y sentido. Después de aquello él me
sonrió y se fue para el jardín-
Por
dentro mío estaba que estallaba de amor. No podía ser tan tierno. Si con ese
beso me quería matar realmente lo logró. Lo que no entendía era qué papel
jugaba la novia si hacía estos jueguitos conmigo. Pero, en fin. Después de ese
hermoso momento me fui con las chicas a bailar un poco.
Continuará.
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