13 de febrero de 2012

Capítulo N° 87


Capítulo N° 87 (Ochenta y siete):

Peter: Sí, soy yo… -Respondiste totalmente anonadado- Después te llamo… -Le dijiste al socio de tu padre y cortaste la comunicación telefónica sin dejar de observarla- Vos… quién sos? –Indagaste mientras enarcaste tus cejas-
Xxx: Yo soy Paula Recca… -Se presentó con su perfecta sonrisa e hizo una pausa- Soy la empleada de recambio que… -Y no la dejaste terminar. No podías con tu genio-
Peter: Sí, ya sé… Te manda German… -Completaste y ella asintió- Justo estaba hablando con él… -explicaste y le mostraste el celular que tenías en tu mano-
Paula: Bueno, entonces… -Dijo y extendió su mano- Un gusto Juan Pedro… -Dijo muy simpática y sonrió-
Peter: Decime Peter mejor… -Recalcaste y besaste su mano como un caballero. Ella rió y miró para abajo- Bueno, pasa… Sentite como en tu casa –Dijiste muy amable y ella ingreso con sus valijas a cuestas mientras observaba todo el lugar- Te gusta? –Preguntaste al ver su asombro-
Paula: Mucho… -Dijo mientras recorrió con su vista toda la sala hasta darse media vuelta y mirarte con su enorme sonrisa-
Peter: Hablaba de la casa no de mi eh… -Bromeaste y enarcaste tus cejas. Sus mejillas enseguida tomaron color- No mentira… -Te retractaste y ambos rieron-
Paula: Me hiciste poner colorada… -Dijo casi con puchero y bajó su mirada no sin antes mirarte-
Peter: No era para tanto che… -Dijiste y nuevamente se miraron y sonrieron- Bueno, si querés ver toda la casa antes me vas a tener que contar un poco de vos… -Canchereaste y ella sonrió-
Paula: Haber… que te puedo contar… -Suspiró y se hizo la que pensaba- Vengo de Canadá a perfeccionarme y a trabajar después de tanto tiempo de vivir afuera. Estudié en Nueva York… A mis padres no los tengo… -Dijo de lo más normas y vos la miraste sorprendido y con pena- Tengo dos hermanos, un varón y una mujer… -Aclaró y continuó- Soy la típica nena caprichosa que hasta que no consigue lo que quiere no para… -Dijo y te miró. Ambos sonrieron- Tengo 22 años y… -Dijo y vos la interrumpiste-
Peter: Apa… Sos bastante viejita –Acotaste algo picaron y enarcaste tus cejas. Ella rió-
Paula: Mira… No te pego porque recién te conozco pero sino sabes que no?... –Dijo y vos reías- Además… vos cuantos años tenes para tratarme de vieja a mí? –Cuestionó y llevó sus manos a su cintura-
Peter: 20… -Respondiste y sonreíste a la vez-
Paula: Ah, ves? Entonces los dos somos viejos… -Recalcó y ambos rieron. Ella hizo una pausa- Además vos me dijiste que si te contaba un poco de mi me mostrabas toda la casa y todavía estamos en veremos… -Reprochó y reíste-
Peter: Me parece que la abuela se está poniendo rezongona… -Bromeó y ella no pudo evitar reírse. Vos tampoco- Vení que te la muestro… -Dijiste, te acercaste a ella y ambos comenzaron a caminar a la par mientras hablaban-

La verdad que Paula te había caído súper bien. Con tan solo hablar un rato con ella te pudiste dar cuenta que era espontanea, simpática, sociable y carismática. Además, no podías negar que era bastante linda. Su pelo era largo y castaño, sus ojos eran marrones y para completarla, al igual que vos, tenía un lunar pero éste estaba situado arriba de su boca, cerca de su nariz. Y, como habías mencionado en otra oportunidad, su sonrisa era perfecta, fresca y hermosa.
Obviamente que te parecía una mina más que interesante para conocer pero creías que todo llevaba su debido tiempo. Es decir, hoy la veías con ojos solo de futura amiga pero no más que eso. Recién estabas saliendo de un relación que es demasiado importante para vos y no querías apresurar nada.
En fin, después de haberla llevado a recorrer toda la casa, la invitaste a tomar algo al jardín. Más específicamente, la invitaste a merendar. Allí seguían con la charla extendida que venían prolongando desde que llegó a tu casa, para qué ibas a mentir. Mientras tanto disfrutaban de un hermoso día de sol, cálido y húmedo, con los rayos de sol de por medio, los cuales brillaban y hacían reflejar todo el cielo.

Peter: Lo que no entiendo es… -Dijiste mientras comías una galletita- cómo no te vi en la empresa de mi viejo cuando estuve ahí… -Recordaste algo confundido y ella sonrió-
Paula: Quizás, en ese momento, no estaba… -Explicó- O estaba, pero adentro de alguna oficina… -Y la miraste sorprendido. Habías pensado mal, como siempre- No seas mal pensado Peter… -Se quejó y ambos sonrieron- Además… -Dijo mientras mordía su galletita- te crees que si hubiera visto a un chico lindo me hubiera olvidado? –Agregó sin filtro y vos la miraste enarcando tus cejas-
Peter: Apa… que lanzada que somos eh… -Comentaste y ella asintió sin dejar de mirarte-
Paula: Me había olvidado de contarte que… -Y la interrumpiste mirándola expectante. Impaciente te decían-
Peter: Qué qué? –Interrogaste curioso-
Paula: Que soy muy directa cuando pienso y quiero decir algo… -Aclaró y vos la quedaste mirando-
Peter: Osea que te parezco lindo enserio? –Preguntaste sin filtro esperando una respuesta-
Paula: Obvio… -Dijo e hizo una pausa muy tranquila- Sino no te lo estaría diciendo… -Explicó y tomó un sorbo de su chocolatada. Luego, un silencio se armó entre ustedes para que después de unos minutos vos fueras el que lo cortaras-
Peter: Vos también sos muy linda… -Comentaste de la nada y ella te miró. Luego, ambos sonrieron algo tímidos-

Luego de aquel lindo momento ambos se adentraron a la casa, ya que la noche estaba apareciendo, y limpiaron lo que habían utilizado. Después, le mostraste a tu nueva hospedada la que sería su habitación. Le preguntaste si se sentía cómoda y si querías que le cambies la habitación pero ella insistió con que estaba bien para ella. Es más, reconoció que era mucho lujo para ella habitar en un lugar así porque nunca lo había hecho.
En fin, ambos se bañaron, por separado, obvio, cenaron junto a tu vieja, a quien pusiste al tanto de todo en tan solo minutos a lo que ella no opuso resistencia ya que le parecía una chica macanuda y además porque era tu casa y no debía por qué juzgarte. Luego, las dos mujeres de la casa se encargaron de lavar los utensilios utilizados y por fin todos se encaminaron hacia sus cuartos para poder descansar.
Debías admitir que tardaste en conciliar el sueño porque no podías parar de dar vueltas en la cama pensando en aquella nueva chica que había entrado a tu vida de un dia para otro. Era feo lo que sentías dentro tuyo pero debías reconocer que por un instante no pensaste en Lali, a partir de su llegada, y eso que recién hoy era su primer dia en tu casa. No te querías imaginar cómo iban a ser los restos de los días pero te gustaba que una nueva persona, una nueva mujer, empezara a cambiar tu vida de un día para el otro. Sabías que faltaba mucho por conocerse pero debías reconocer que sentías una química especial entre ambos, y eso te hacía bien.

Continuará.

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